El 10 de septiembre de 1993 en el canal Fox en Estados Unidos se estreno el primer capitulo de la serie de ciencia ficción y misterio “ Los expedientes secretos X ( The X-files) ” creada por Chris Carter. Pronto este fenómeno televisivo llego a nuestro país.
Hace unos días se anunciado el estreno de la segunda película de esta saga llamada “ I Want to believe” y me puse a pensar cuantas cosas han cambiado en Puerto Montt desde ese tiempo. Este producto de la cultura de masas, refleja un antes y después simbólico como la globalización a penetrado en nuestra ciudad. No nos invadieron extraterrestres, pero si costumbres y formas de pensar que rompieron con la vida pueblerina que teníamos para ser una ciudad abierta. La teoría de la conspiración de grupos de poder se trasformo en un producto de mercado que individualmente era consumido. Los personajes eran deseos y evasión de una generación que no tenia más horizontes, sino su sombra. La llegada de un nuevo milenio marcaba como el fin apocalíptico de miedos para entrar en incertidumbre.
“ La verdad esta ahí afuera” apuntaba una frase de la serie. Sin embargo, a todos aquellos jóvenes de los noventa, que recorrían la urbe que parecía ir creciendo en forma interminable, producto de la consolidación de la industria de las salmoneras, que introducía a la mujer de lleno al mercado laboral, con la consiguiente decadencia de las familia extensa para la aparición de nuevas formas de interrelación familiar, solo le interesaba buscar su verdad, un relato que fuera más allá de utopías distantes y tan inhumanas que se ahogaban en los alaridos de la modernidad, de guerras y revoluciones sangrientas.
“ Todas las mentiras conducen a la verdad” dice otra celebre frase “ The X-Files”. Sentirse parte de todo, y estar aislado, en un espacio virtual fue la única experiencia cumplida. A fines de los noventa comenzó la masificación del televisión cable y especialmente Internet en el sur de Chile y claramente el mundo estaba a nuestros ojos. Sin limites, la nueva generación viajo por el mundo, conoció a personajes y sus historias, a veces tan reales, que el reflejo neurótico de los ojos le daba una vida en cada jugada en el espacio ficticio. No hay edad, sexo, sino la voluntad de comunicar con el chat y el mail los secretos que no soportan la trasparente cercanía de otro cuerpo.
La tecnología se hizo escape y aun el celular no nos hace arrancar de la soledad, aunque las cámaras de vigilancia sigan nuestros pasos.
Cuando llego la nave madre de la globalización , el mall, apareció el no lugar en Puerto Montt. El mercado nos trajo la repetición de un escenario que esta en todas partes del mundo. Las tiendas, los locales de comida y el cine exhiben, lo que esta de moda. Los seguidores de la serie, se vuelven en fanáticos, que se reconocen en un gesto, código y reconocimiento de una historia en que se sienten parte y se comunican con los seguidores de otros lugares por la red, desarrollando un historia paralela, más intensa y más fácil que soportar la rutina diaria, donde la sociedad se va fragmentando, con el trabajo que se hace inestable, siguiendo los ritmos que las nuevas formas de producción exigen.
El 19 de mayo del 2002 llego a fin la serie con un bajo perfil de publico, más por decisiones equivocadas de su creador que desperfilo
la idea original. Pero dejando de lado eso, ya todos sabemos que “ hay algo allá afuera” es el mercado, la red y nuestra mirada que penetra a un mundo de conflicto del que seremos a un más parte al penetrar el siglo XXI y donde la privacidad será invadido por todos.
Nota: Wladimir Soto, antropologo.