viernes, 4 de julio de 2008

Despertando con el volcán Chaitén


A lo lejos en la quietud del mar sobre la cubierta de la barcaza Rancagua la mirada despierta cerca de las 7 de la mañana del 1 de julio con la fuerza de esa nube de ceniza que se alza del volcán Chaitén abriendo el cielo marcando su presencia viva en un cuadro donde la luz se rinde en los contornos de esa forma que impone sus reglas a la distancia, mientras los habitantes de Chaitén ven a su pueblo envuelto en una tenue niebla, como si fuera un lugar encantado donde no ahi hadas, sino silencio que es interrumpido por el murmullo de cualquier animal que busca sobrevivir en esa tierra desolada.
Nota e imagenes: Wladimir Soto, antropologo.