En el vagón Pablo Neruda frente al museo Juan Pablo II de Puerto Montt se presento una nueva exposición del artista visual Pablo Ceballos. Nos encontramos con una propuesta que deja de manifiesto una protesta, el límite entre un arte oficial mercantilista y otro que trata de romper, partir la mirada hegemónica hacia un viaje donde el publico este comprometido con la obra, llegando hacer un aspecto funcional de la misma.
Viaje a la semilla
El pasto sacado de su contexto original para ser colocado en medio de la galería es más que una ruptura de lo natural, más bien es una invasión de los vegetal , de lo vivo , en un territorio donde la negación de la vida esta presente en el objeto de consumo.
El público no esta ausente debe mantener al pasto vivo, con las semillas para que mantengan su verdor. No puede ser el visitante, un extraño, debe ser parte de una creación siempre verde, en lucha ante un ambiente en permanente hostilidad.
La luz de la no renuncia
Nos encontramos ente territorio circunscrito en los limites de esta galería con tubos fluorescentes que se encuentran enterrados en la tierra y en el pasto, luminosos, brillantes, no negando su naturaleza artificial, más bien dando a entender el despertar de otra vida, proyección de la naturaleza, que cobra forma con sus leyes y formas.
La mirada no tiene limites eso nos dice Ceballos, el reto es superar los prejuicios que el mercado y los seudocriticos del arte nos han impuesto para no ver las posibilidades que ahí más allá del horizonte.
Nota: Wladimir Soto, antropólogo.
