jueves, 8 de mayo de 2008

Monte Verde: nuevas revelaciones



La reciente edición de la revista Science nos entrega interesantes novedades sobre el yacimiento arqueológico de Monte Verde, el más antiguo asentamiento humano en el continente americano.

La nueva datación

El estudio realizado por un equipo de antropólogos, geólogos y botánicos encabezados por Tom Dillehay, profesor de antropología de la Universidad de Vanderbilt, Tennessee, se basa en el análisis de unas algas marinas halladas en el lugar. Ellos lograron concluir que estos restos tienen entre 14 mil 220 y 13 mil 980 años de antigüedad y confirman que la parte superior del asentamiento, identificado como Monte Verde II, fue creado por seres humanos mil años antes que ningún otro en el continente americano, según el estudio.

Características del sitio

Monte Verde es un yacimiento arqueológico del pleistoceno tardío, ubicado a 35 kilómetros al suroeste de Puerto Montt, que presenta una característica que lo destaca, la notable conservación del sitio.

Esto se debió a que el lugar ocupado por un grupo de 20 a 30 indígenas cazadores y recolectores que estuvieron por cerca de un año en aquella zona, al ser abandonado por sus habitantes, se produjo un leve ascenso del nivel del agua del pequeño arroyo Chinchihuapi, cubriendo un pantano el piso ocupacional, con depósitos de un sedimento llamado turba que es anaeróbico, lo que significa que la materia orgánicas que hay en el no se pudre; así la madera, carne y cuero de mastodonte, restos de 70 especies de plantas extraídas de un área de más de 400 kilómetros de largo para el consumo alimenticio y medicinal humano, por nombrar algunas de las 700 piezas obtenidas por el equipo internacional multidisciplinario de científicos y profesionales de la Universidad Austral de Chile, encabezados por el arqueólogo Tom D. Dillehay, que han trabajado desde 1977 demuestran lo singular del hallazgo, ya que por lo general sitios que datan de 10.000 años o antes tienen condicionen muy malas de preservación.

Esta burbuja en el tiempo, llamada Monte Verde, y que la comunidad científica internacional ha reconocido a partir de enero de 1997, demuestra cada año que aún nos tiene que decir mucho.

En la costa esta la ruta


En declaraciones aparecidas en la agencia EFE Tom Dillehay apunta que los hallazgos en Monte Verde son una prueba más de la migración costera, pero al mismo tiempo plantean la posibilidad de que el proceso haya sido mucho más lento de lo que se creía.

Monte Verde en los tiempos cuando estaba habitado se encontraba a unos 70 kilómetros de la costa y a unos 15 de una bahía. En el lugar los científicos encontraron nueve diferentes especies de plantas marinas y algas que los habitantes seguramente trajeron desde el mar, según los científicos.

Los investigadores también hallaron piedrecillas marinas, restos de plantas acuáticas, así como materiales procedentes de un estuario.

"Encontrar (restos de) plantas marinas no fue una sorpresa, pero hallar cinco nuevas especies y con tanta abundancia sí lo fue" , manifestó Dillehay.

"En el lugar hay otros recursos de la costa. Los habitantes de Monte Verde era vagabundos de la playa. El número y la frecuencia de estos objetos muestra un contacto muy frecuente con la costa" , agregó.

Por otra parte, el hallazgo de restos de animales típicamente terrestres demuestra que el grupo se desplazaba entre zonas ecológicas diferentes.

Si los primeros colonizadores del continente tenían un desplazamiento similar entre el interior y la costa, entonces es posible que la migración no fue tan rápida como se creía. Fue más bien "un proceso mucho más lento y deliberado", indicó Dillehay.

Por eso es de prever que la investigación del poblamiento temprano del continente americano va apuntar su investigación al estudio de las zonas costeras y como estos grupos se desplazaban al interior y explotaban nichos ecológicos para suplir las necesidades de su estructura organizativa, quizás por esa línea se pueda precisar el proceso de dispersión y constitución de identidades de los distintas culturas que ocuparían esta zona del mundo.

Wladimir Soto Cárcamo, antropologo, magisten en ciencias sociales.